El Raton de la ciudad y el de campo
Un ratón de la ciudad invitó a merendar a otro compañero que habitaba en el campo, y hallándose juntos en la bien provista despensa de un palacio, dijo el ratón de casa al campesino:
- Amigo mío, come lo que gustes y sin cuidado, que las provisiones son variadas y abundantes.
Ya habían comenzado a saborear las mejores viandas, cuando de repente y con gran estrépito, el cocinero abrió la despensa. Los ratones, asustados, escaparon cada uno por su lado, y como el de casa conocía todos los rincones se puso enseguida a salvo, mientras el forastero no acertó a encontrar escondite alguno.
Al marcharse el cocinero, salieron de nuevo los comensales, y el campesino, tomando la palabra, preguntó al ciudadano:
- ¿Es aquí frecuente el peligro?...
- Sí, contestó el otro, esto sucede muy a menudo, y por lo mismo no debes tener cuidado.
- ¡Ala! - repuso el campesino -. ¡Con que esto acontece todos los días! Es cierto que vives en la opulencia, pero con todo, prefiero mi pobreza del campo a la zozobra en que habitas.
Bien está Pedro en Roma,
aunque no coma.
Fin
Un ratón de la ciudad invitó a merendar a otro compañero que habitaba en el campo, y hallándose juntos en la bien provista despensa de un palacio, dijo el ratón de casa al campesino:
- Amigo mío, come lo que gustes y sin cuidado, que las provisiones son variadas y abundantes.
Ya habían comenzado a saborear las mejores viandas, cuando de repente y con gran estrépito, el cocinero abrió la despensa. Los ratones, asustados, escaparon cada uno por su lado, y como el de casa conocía todos los rincones se puso enseguida a salvo, mientras el forastero no acertó a encontrar escondite alguno.
Al marcharse el cocinero, salieron de nuevo los comensales, y el campesino, tomando la palabra, preguntó al ciudadano:
- ¿Es aquí frecuente el peligro?...
- Sí, contestó el otro, esto sucede muy a menudo, y por lo mismo no debes tener cuidado.
- ¡Ala! - repuso el campesino -. ¡Con que esto acontece todos los días! Es cierto que vives en la opulencia, pero con todo, prefiero mi pobreza del campo a la zozobra en que habitas.
Bien está Pedro en Roma,
aunque no coma.
Fin
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